Tras casi año y medio de primarias y medio año de campaña, la cosa llega a su fin. Barack Obama llega con una ventaja considerable, tanto en voto popular (que en realidad importa poco) como en votos electorales, que es lo que cuenta porque son los que eligen al presidente. En EEUU el candidato que gana en un estado, aunque sea por un solo voto, se lleva todos los representantes. RealClearPolitics, una de las páginas que se dedican a agregar todas las encuestas habidas y por haber, le da una ventaja de más 140 votos electorales con otros 128 en estados en los que no sé sabe bien que va a pasar:
Parece que todo el pescado está vendido... ¿o no? Uno de los análisis de los que más se ha hablado por aquí últimamente ha sido el Efecto Bradley. En los años 80, Tom Bradley un afroamericano que se presentaba a las elecciones a gobernador de California, perdió en las urnas a pesar de haber llegado con ventaja en casi todas las encuestas. Los sociólogos lo explicaron diciendo que algunas personas, al ser encuestadas, no se atrevieron a decir que no votarían por el candidato negro por temor a ser tachadas de racistas. Sin embargo, una vez solas en la cabina de voto, eligieron al candidato blanco precisamente por motivos de raza.
¿Se verá el Efecto Bradley mañana? Parece poco probable. Tras unas primarias larguísimas, seis meses de campaña y tres debates presidenciales, parece que Obama ha sido suficientemente testado y que, si el Efecto Bradley aparece, no será lo suficientemente grande para compensar el aumento de voto joven, femenino y afroamericano, tres categorías en las que Obama tiene mucha ventaja. Pero bueno, no adelantemos acontecimientos... Por cierto, McCain me mandó una carta pidiéndome el voto y una donación para su campaña. Mala suerte.