sábado, 17 de mayo de 2008

Congo 3: Un peu d'histoire


Tostón de historia para el que tenga moral, tiempo y/o interés:

El Congo en la antigüedad: Los pigmeos fueron probablemente los primeros seres humanos en ocupar el área comprendida en la actualidad por la República Democrática del Congo. Vivían en pequeños grupos de cazadores-recolectores en los bosques ecuatoriales. A partir del año 1000 antes de Cristo los pigmeos comienzan a ser desplazados por tribus bantu, provenientes de Nigeria y Camerún y más avanzadas en el dominio del hierro y la agricultura. Dos mil años después, las tribus bantu, organizadas en diversos reinos, ocupaban la práctica totalidad del Congo. 

Los portugueses y el Reino del Kongo
: Los primeros europeos en pisar el Congo fueron los portugueses que en 1482 desembarcaron en la desembocadura del río Nzadi. Los exploradores lusos entraron en contacto con el reino de Kongo, cuyo líder era conocido como el manikongo. Aunque cueste creerlo viendo el estado en que se encuentra el país (y el continente entero), el reino de Kongo poseía, a la llegada de los portugueses, una compleja estructura social y administrativa y estaba dividido en 6 provincias. En 1491, una corte de misioneros, soldados y artesanos portugueses llegaron a Mbanza, la capital del reino, donde fueron gratamente recibidos. Los misioneros pronto convirtieron a un gran número de kongotarras, incluido Nzinga Nkuwu, el manikongo (que decidió tomar un nombre mucho más vulgar: João I). El siguiente manikongo, Afonso I (1505–43), fue educado como un cristiano e intentó convertir el reino a la cristiandad y a las maneras europeas. La cosa no salió del todo bien, en parte porque los portugueses se dedicaban a hacer fortuna de la manera más rápida posible: capturando africanos y vendiéndolos como esclavos. 
 

Los portugueses y el manikongo 
 
El comercio de esclavos: A la muerte de Alfonso I, el reino del Kongo experimentó un rápido declive. El comercio de esclavos y las guerras internas y externas destruían el tejido social y la autoridad del manikongo y los portugueses pronto comenzaron a interesarse por otros reinos emergentes como el Lunda y el Ndongo. En el siglo XVII, el reino del Kongo se había fracturado en decenas de reinos diferentes y el manikongo se había convertido en poco más que un vasallo del rey portugués. A partir de entonces, los traficantes de esclavos portugueses (pombeiros) mantuvieron su presencia en la costa y desarrollaron desde allí la lucrativa trata de esclavos. Pequeños reyezuelos tribales comerciaban directamente con los portugueses y se encargaban de proveerles esclavos que capturaban guerreando contra otras tribus del interior. A cambio, baratijas y alcohol. 
 
Los exploradores y las atrocidades de Leopoldo: No fue hasta finales del siglo XIX cuando los europeos comenzaron a interesarse de nuevo por el interior del Congo. Era la época de los grandes exploradores. A finales de los años 1860, David Livingstone, que había forjado su fama en África del Sur y en el río Zambeze, se internó en Tanzania en busca de las Fuentes del Nilo. Descubriría las cataratas Victoria y los lagos Malawi y Tanganika pero confundió las fuentes del río Congo con las del Nilo. Por aquella época, aunque la trata de esclavos a través del océano Atlántico había remitido, seguía muy activa en el océano Índico y las caravanas árabes se adentraban desde Zanzíbar hasta las montañas que hoy separan el Congo, Rwanda, Burundi y Tanzania. Tras seis años perdido en el interior de África, Stanley encontró a Livingstone en un pueblecillo a orillas del Tanganika, protegido por el tratante de esclavos Tippu Tip. Al verle, y dado que era el único europeo (mzungu) a miles de kilómetros a la redonda, le saludó con el famoso: ¨Mr. Livingstone, supongo.¨
 
 "Mr. Livingstone, I presume"
 
Encontrar a Livingstone y convertirse en el explorador más famoso del mundo fueron todo uno para Stanley que poco después recibió la llamada de un ambicioso monarca europeo. Leopoldo II de Bélgica estaba convencido de que las colonias extranjeras eran la clave para conseguir poner a Bélgica en el mapa de las potencias europeas. Tras darse cuenta de que ni el pueblo belga ni el parlamento estaba interesados, Leopoldo decidió adquirir colonias a título personal como simple ciudadano privado. Después de varios intentos fallidos en África y Asia, creó en 1876 una empresa privada disfrazada de asociación internacional, científica y filantrópica, llamada Association Internationale Africaine. Leopoldo montó una Conferencia Geográfica Internacional donde inauguró la nueva asociación, cuyo objetivo era explorar el Congo y civilizar a los nativos. Entre 1879 y 1884, Stanley, no ya como explorador sino como representante del rey Leopoldo, se adentró en el continente y fue "comprando" las tierras a todas las tribus que fue encontrando por el camino. Unas baratijas por aquí, unos rollos de hilo de cobre por allá, y Leopoldo era en unos años "propietario" de gran parte de la Cuenca del río Congo, una extensión 76 veces más grande que su Bélgica natal. De esta forma, Leopoldo llegó preparado a la Conferencia de Berlín de 1884–85, en la que representantes de catorce países europeos y Estados Unidos se repartieron el continente negro. Colocándose en una posición neutral, vendió su proyecto filantrópico y aprovechándose del enfrentamiento entre ingleses, franceses y alemanes, consiguió que le reconocieran como soberano del primer territorio privado del mundo: el Estado Libre del Congo. 
 
Leopoldo II, un angelito
 
En los veinte años siguientes, en lugar del proyecto filantrópico, Leopoldo, sus enviados y la temida Force Publique, el ejercito privado del Congo, llevaron a cabo las mayores atrocidades coloniales conocidas hasta entonces y amasaron grandes fortunas gracias al comercio de caucho, marfil y cobre. Leopoldo construyó enormes palacios en Europa con el dinero que venía del Congo aunque nunca llegó a pisar suelo africano. De entre todas las barbaridades que hicieron, las más conocidas son las amputaciones selectivas a los nativos y sus familiares cuando no conseguían proporcionarles las cuotas de caucho o marfil estipuladas. Los oficiales de la Force Publique que no conseguían llegar a sus objetivos de producción recibían sus pagas si eran capaces de cubrir la falta de producción con cestas de manos cortadas que demostraban que estaban teniendo la mano dura necesaria con los nativos. 


Aunque las noticias de estos abusos comenzaron a aparecer en los años 1890, Leopoldo consiguió desacreditar los esfuerzos de las pocas voces críticas que conocían lo que ocurría en el Congo. Entrar en el país era difícil y muy pocas personas conocían la realidad del proyecto "filantrópico" del rey de los belgas. En este artículo del NYTimes de 1900, no se mencionaban ninguno de los abusos, únicamente lo ¨civilizables y buenos trabajadores¨ que eran los ¨negroes of Congo¨, siempre que se les tratara bien. Entrados los años 1900, sin embargo, la verdad comenzó a hacerse paso en las altas esferas europeas gracias al esfuerzo de una poco probable coalición de periodistas, escritores (Conrad y Twain), filántropos e inversores que querían acabar con el monopolio de Leopoldo en el Congo. Leopoldo prometió reformar su régimen pero nadie le tomó en serio esta vez. El rey tenía que deshacerse de su colonia privada... el problema es que nadie quería hacerse cargo de ella. 
 
Finalmente, en 1908, la presión internacional obligó al parlamento belga a aprobar la ley de anexión que habían estado discutiendo desde el año 1900. El Estado Libre del Congo pasó a llamarse, a partir de entonces, el Congo Belga. Leopoldo aprovechó para sacar la última tajada que pudo y recibió una importante cantidad de dinero por la venta del Congo a sus súbditos. Con la llegada de la administración belga acabaron los peores abusos, como los trabajos forzados, pero los nativos continuaron sin tener ningún tipo de derechos civiles o políticos. Bélgica aprovechó parte del potencial económico y se realizaron importantes inversiones para desarrollar grandes plantaciones y operaciones mineras. Los misioneros, en su proyecto de evangelizar a los nativos, consiguieron también incrementar los niveles de educación y salud. 
 
La independencia y Mobutu: En los 50, los movimientos para conseguir la independencia de las colonias empezaron a aparecer por todo el continente africano. En el Congo, dos hombres, Joseph Kasavubu y Patrice Lumumba, lideraban los dos partidos independentistas más poderosos. A lo largo de 1959, empezaron a producirse alborotos en la capital y el gobierno belga fue incapaz de mantener el control del Congo. Viendo lo que ocurría con el resto de potencias europeas, Bélgica decidió conceder la independencia al Congo en junio de 1960. 
 
Las cosas no mejoraron mucho tras la independencia. Tras las primeras elecciones libres se formó un gobierno de coalición en el que el ganador Patrice Lumumba tomó el puesto de Primer Ministro y el opositor Joseph Kasavubu se convirtió en Presidente. Tras cinco años de inestabilidad política, el jefe del ejército, Joseph Désirée Mobutu (gran nombre) dio un golpe de estado apoyado por los yanquis y se proclamó presidente (cargándose por el camino a Lumumba y haciendo desaparecer sus restos con ácido). EEUU y el resto de occidente dieron la bienvenida al nuevo mandatario. En plena Guerra Fría, Mobutu era un aliado que impediría el avance del comunismo en África. Hizo eso y otras cosas. Cambió el nombre del país (Zaire) y de las ciudades más importantes: Léopoldville se convirtió en Kinshasa, Elizabethville en Lubumbashi y Stanleyville en Kisangani. Se cambió también su nombre a Mobutu Sese Seko Kuku Ngbendu Wa Za Banga Sama Ganja. Mobutu tenía un ego acorde a su nuevo nombre y fomentó el culto a su personalidad, a sus trajes estampados y su gorro de leopardo. 
 
Dictadores con Estilo. Fascículo 1.  

También dio un nuevo sentido a la palabra cleptocracia: en los años 80 Mobutu tenía en una cuenta suiza 4.000 millones de dólares, más o menos el equivalente de la deuda externa de Zaire por aquel entonces. La renta per cápita no llegaba a $100. Todo lo bueno se acaba sin embargo. A partir de 1989, con el fin de la guerra fría, el interés de los EEU en Mobutu se enfrió. Gécamines, la empresa estatal encargada de la producción de cobre y cobalto, entró en bancarrota y los soldados dejaron de recibir sus pagas. El sistema, en el que la fidelidad se conseguía a base de comisiones y corruptelas, empezó a desmoronarse. Durante seis o siete años más, Mobutu mantuvo el poder, más de forma nominal que real, y en 1997 se vio obligado a huir del país cuando el ejército del rebelde Kabila llegó a Kinshasa después de haber recorrido todo el país de este a oeste desde Ruanda. Kabila había llevado una vida de rebelde/traficante desde los años 60. En el año 65, el Che Guevara viajó al Congo para apoyar una revolución al estilo de la cubana liderada por Kabila. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que Kabila (que entonces tenía 26 años) estaba más interesado en el alcohol y en las mujeres que en los ideales revolucionarios del médico argentino.  
 
Los Kabilas: Laurente Desiré Kabila fue nombrado presidente en 1997 con el apoyo de Ruanda y Uganda pero sólo un año después estos dos países se volvieron contra él y apoyaron una rebelión interna. Zimbabwe, Angola, Namibia, Chad y Sudán apoyaron a Kabila que se mantuvo en el poder tras el alto el fuego de 1999. La guerra continuó sin embargo hasta el año 2003 y, en el este del país, aún continúa hoy en día. Ha sido el conflicto armado con más muertes desde la II Guerra Mundial y, algunos, lo han llamado la Guerra Mundial de África (aunque el nombre es un poco contradictorio). Kabila padre fue asesinado en enero del año 2001 y su hijo Joseph accedió al trono (perdón, a la presidencia democrática) 10 días más tarde. Todavía se mantiene como presidente, tras ganar las elecciones tras la aprobación de la nueva constitución en el año 2006. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Oye mamón, no vale meter entradas por detras de una ya existente (la del saxo) que luego no nos enteramos de que están ahí!!!

Lucax dijo...

jejeje.... perdón... es que lo del Congo tardé mucho en prepararlo... prometo no hacerlo más ; )