viernes, 30 de mayo de 2008

El saxo progresa adecuadamente

Desde mi estudio en 21 Claremont Avenue...




martes, 20 de mayo de 2008

Congo 5: Delicadezas gastronómicas del Congo

Para acabar mi serie sobre el Congo, una instantánea de la comida que disfrutamos en el Centro de Derechos Humanos de Kinshasa. En el menú de hoy, orugas fritas:
 
 
Crujientes y sin mucho sabor más allá de la fritura. Para mi gusto un poco aceitosas. Me comí tres.  

domingo, 18 de mayo de 2008

Congo 4: Mining in Congo

Mi madre me ha dicho hoy por teléfono que en el Congo, al blanco que pillan lo hacen mondongo. Por ahora vamos sobreviviendo. Tras dos días en Kinshasa hemos cogido el avión a Lubumbashi. El viaje, en la muy respetable aerolínea Hewa Bora Airways (esta es de las que no dejarían aterrizar en Europa), ha durado un par de horas en las que hemos pasado del clima tropical de Kinshasa al calor seco de Lubumbashi situada en una planicie en el centro sur del Congo a 1.200 m de altitud. El aeropuerto de Lubumbashi se nota más cuidado que el de Kinshasa aunque el caos para conseguir las maletas es más o menos el mismo.


 
Lubumbashi es la capital de Katanga, la provincia minera al sudeste de la RDC. En Katanga se encuentran aproximadamente un tercio de las reservas de cobre del mundo y más de la mitad de las de cobalto. También existen otros minerales más o menos valiosos, en particular el tantalio, que se encuentra en forma de coltán y que se utiliza para hacer teléfonos móviles. 
 
En los años 70 y 80, el Congo (a través de la empresa estatal Gécamines) era el mayor productor de cobre y cobalto del mundo pero hoy en día casi todas las minas están paradas y sólo la sale del país una pequeña cantidad de mineral extraído, en su mayor parte, por métodos artesanales. Durante los años de la guerra y de transición (1997-2003-2006) la Gécamines y los distintos gobiernos firmaron un gran número de contratos de explotación con empresas más o menos respetables (desde multinacionales hasta empresas fantasmas creadas por traficantes de armas zimbabwenses). Las condiciones en muchos de esos contratos son de risa. O los funcionarios que firmaban los contratos no tenían ni idea de lo que estaban haciendo o recibieron los pagos necesarios para no darse cuenta. El gobierno quiere ahora renegociarlos para crear condiciones de explotación más justas para el gobierno y las empresas. Hasta aquí todo parece claro: las malvadas empresas sobornaron a los antiguos funcionarios y el gobierno ahora quiere hacer justicia. 
 
En realidad es todo un poco más complicado. Para empezar, muchos de los funcionarios que firmaron aquellos contratos son los mismos que ahora los quieren renegociar. Curiosamente, muchos contratos se firmaron en los meses anteriores a las elecciones de 2006 y, curiosamente, el partido de Kabila gastó ingentes cantidades de dinero en la campaña electoral. ¿De dónde vino todo ese dinero? De los "pas de porte" de los contratos mineros, se comenta. Para acabar de liar las cosas, el documento de la comisión interministerial que ha analizado los contratos es bastante pobre. No analiza los problemas reales de los contratos (desequilibrios en la gobernanza de las operaciones, incontables oportunidades para evasión fiscal, etc.) y las recomendaciones se limitan a lo de siempre: es necesario aumentar el pago inicial al gobierno para mantener el contrato. En fin, las cosas no son blancas o negras... son negrísimas lo mires por donde lo mires.  
 
Y mientras, casi todas las operaciones están paradas porque las empresas no quieren hacer inversiones sin una mínima seguridad sobre lo que pasará con el proceso de renegociación. Los únicos que realmente se mueven son los chinos. Tal y como hicieron hace un par de años en Angola, han conseguido que el parlamente congolés apruebe un contrato por valor de decenas de miles de millones dólares. El contrato, extremadamente opaco, incluye carreteras, líneas de tren y otras obras públicas con la que los chinos pagarán parte de la concesión de extracción de minerales de cobre, manganeso, etc. Es el "Chinese way" en África. Desde Angola hasta Sudán, ahora pasando por el Congo. Mientras las empresas occidentales hacen la guerra individual y soportan la presión internacional para que aumenten la transparencia, respeten los derechos humanos y utilicen mano de obra local (en ocasiones con poco éxito, bien es verdad), los chinos llegan con el paquete de obras públicas por recursos minerales cerrado. Negocian en secreto y directamente con el gobierno un contrato único sin participar en concursos de licitación, utilizan casi únicamente mano de obra importada de China (en el avión a Luanda la mitad del pasaje era chino) y exportan el mineral sin afinar ya que las plantas de procesado (y el valor añadido que éstas crean) están en China. En fin, el modelo occidental no ha sido capaz de generar el desarrollo esperado en África pero, me parece a mi, que el modelo chino tampoco lo va a conseguir (claro que el desarrollo de África importa tan poco en China como aquí). 

sábado, 17 de mayo de 2008

Congo 3: Un peu d'histoire


Tostón de historia para el que tenga moral, tiempo y/o interés:

El Congo en la antigüedad: Los pigmeos fueron probablemente los primeros seres humanos en ocupar el área comprendida en la actualidad por la República Democrática del Congo. Vivían en pequeños grupos de cazadores-recolectores en los bosques ecuatoriales. A partir del año 1000 antes de Cristo los pigmeos comienzan a ser desplazados por tribus bantu, provenientes de Nigeria y Camerún y más avanzadas en el dominio del hierro y la agricultura. Dos mil años después, las tribus bantu, organizadas en diversos reinos, ocupaban la práctica totalidad del Congo. 

Los portugueses y el Reino del Kongo
: Los primeros europeos en pisar el Congo fueron los portugueses que en 1482 desembarcaron en la desembocadura del río Nzadi. Los exploradores lusos entraron en contacto con el reino de Kongo, cuyo líder era conocido como el manikongo. Aunque cueste creerlo viendo el estado en que se encuentra el país (y el continente entero), el reino de Kongo poseía, a la llegada de los portugueses, una compleja estructura social y administrativa y estaba dividido en 6 provincias. En 1491, una corte de misioneros, soldados y artesanos portugueses llegaron a Mbanza, la capital del reino, donde fueron gratamente recibidos. Los misioneros pronto convirtieron a un gran número de kongotarras, incluido Nzinga Nkuwu, el manikongo (que decidió tomar un nombre mucho más vulgar: João I). El siguiente manikongo, Afonso I (1505–43), fue educado como un cristiano e intentó convertir el reino a la cristiandad y a las maneras europeas. La cosa no salió del todo bien, en parte porque los portugueses se dedicaban a hacer fortuna de la manera más rápida posible: capturando africanos y vendiéndolos como esclavos. 
 

Los portugueses y el manikongo 
 
El comercio de esclavos: A la muerte de Alfonso I, el reino del Kongo experimentó un rápido declive. El comercio de esclavos y las guerras internas y externas destruían el tejido social y la autoridad del manikongo y los portugueses pronto comenzaron a interesarse por otros reinos emergentes como el Lunda y el Ndongo. En el siglo XVII, el reino del Kongo se había fracturado en decenas de reinos diferentes y el manikongo se había convertido en poco más que un vasallo del rey portugués. A partir de entonces, los traficantes de esclavos portugueses (pombeiros) mantuvieron su presencia en la costa y desarrollaron desde allí la lucrativa trata de esclavos. Pequeños reyezuelos tribales comerciaban directamente con los portugueses y se encargaban de proveerles esclavos que capturaban guerreando contra otras tribus del interior. A cambio, baratijas y alcohol. 
 
Los exploradores y las atrocidades de Leopoldo: No fue hasta finales del siglo XIX cuando los europeos comenzaron a interesarse de nuevo por el interior del Congo. Era la época de los grandes exploradores. A finales de los años 1860, David Livingstone, que había forjado su fama en África del Sur y en el río Zambeze, se internó en Tanzania en busca de las Fuentes del Nilo. Descubriría las cataratas Victoria y los lagos Malawi y Tanganika pero confundió las fuentes del río Congo con las del Nilo. Por aquella época, aunque la trata de esclavos a través del océano Atlántico había remitido, seguía muy activa en el océano Índico y las caravanas árabes se adentraban desde Zanzíbar hasta las montañas que hoy separan el Congo, Rwanda, Burundi y Tanzania. Tras seis años perdido en el interior de África, Stanley encontró a Livingstone en un pueblecillo a orillas del Tanganika, protegido por el tratante de esclavos Tippu Tip. Al verle, y dado que era el único europeo (mzungu) a miles de kilómetros a la redonda, le saludó con el famoso: ¨Mr. Livingstone, supongo.¨
 
 "Mr. Livingstone, I presume"
 
Encontrar a Livingstone y convertirse en el explorador más famoso del mundo fueron todo uno para Stanley que poco después recibió la llamada de un ambicioso monarca europeo. Leopoldo II de Bélgica estaba convencido de que las colonias extranjeras eran la clave para conseguir poner a Bélgica en el mapa de las potencias europeas. Tras darse cuenta de que ni el pueblo belga ni el parlamento estaba interesados, Leopoldo decidió adquirir colonias a título personal como simple ciudadano privado. Después de varios intentos fallidos en África y Asia, creó en 1876 una empresa privada disfrazada de asociación internacional, científica y filantrópica, llamada Association Internationale Africaine. Leopoldo montó una Conferencia Geográfica Internacional donde inauguró la nueva asociación, cuyo objetivo era explorar el Congo y civilizar a los nativos. Entre 1879 y 1884, Stanley, no ya como explorador sino como representante del rey Leopoldo, se adentró en el continente y fue "comprando" las tierras a todas las tribus que fue encontrando por el camino. Unas baratijas por aquí, unos rollos de hilo de cobre por allá, y Leopoldo era en unos años "propietario" de gran parte de la Cuenca del río Congo, una extensión 76 veces más grande que su Bélgica natal. De esta forma, Leopoldo llegó preparado a la Conferencia de Berlín de 1884–85, en la que representantes de catorce países europeos y Estados Unidos se repartieron el continente negro. Colocándose en una posición neutral, vendió su proyecto filantrópico y aprovechándose del enfrentamiento entre ingleses, franceses y alemanes, consiguió que le reconocieran como soberano del primer territorio privado del mundo: el Estado Libre del Congo. 
 
Leopoldo II, un angelito
 
En los veinte años siguientes, en lugar del proyecto filantrópico, Leopoldo, sus enviados y la temida Force Publique, el ejercito privado del Congo, llevaron a cabo las mayores atrocidades coloniales conocidas hasta entonces y amasaron grandes fortunas gracias al comercio de caucho, marfil y cobre. Leopoldo construyó enormes palacios en Europa con el dinero que venía del Congo aunque nunca llegó a pisar suelo africano. De entre todas las barbaridades que hicieron, las más conocidas son las amputaciones selectivas a los nativos y sus familiares cuando no conseguían proporcionarles las cuotas de caucho o marfil estipuladas. Los oficiales de la Force Publique que no conseguían llegar a sus objetivos de producción recibían sus pagas si eran capaces de cubrir la falta de producción con cestas de manos cortadas que demostraban que estaban teniendo la mano dura necesaria con los nativos. 


Aunque las noticias de estos abusos comenzaron a aparecer en los años 1890, Leopoldo consiguió desacreditar los esfuerzos de las pocas voces críticas que conocían lo que ocurría en el Congo. Entrar en el país era difícil y muy pocas personas conocían la realidad del proyecto "filantrópico" del rey de los belgas. En este artículo del NYTimes de 1900, no se mencionaban ninguno de los abusos, únicamente lo ¨civilizables y buenos trabajadores¨ que eran los ¨negroes of Congo¨, siempre que se les tratara bien. Entrados los años 1900, sin embargo, la verdad comenzó a hacerse paso en las altas esferas europeas gracias al esfuerzo de una poco probable coalición de periodistas, escritores (Conrad y Twain), filántropos e inversores que querían acabar con el monopolio de Leopoldo en el Congo. Leopoldo prometió reformar su régimen pero nadie le tomó en serio esta vez. El rey tenía que deshacerse de su colonia privada... el problema es que nadie quería hacerse cargo de ella. 
 
Finalmente, en 1908, la presión internacional obligó al parlamento belga a aprobar la ley de anexión que habían estado discutiendo desde el año 1900. El Estado Libre del Congo pasó a llamarse, a partir de entonces, el Congo Belga. Leopoldo aprovechó para sacar la última tajada que pudo y recibió una importante cantidad de dinero por la venta del Congo a sus súbditos. Con la llegada de la administración belga acabaron los peores abusos, como los trabajos forzados, pero los nativos continuaron sin tener ningún tipo de derechos civiles o políticos. Bélgica aprovechó parte del potencial económico y se realizaron importantes inversiones para desarrollar grandes plantaciones y operaciones mineras. Los misioneros, en su proyecto de evangelizar a los nativos, consiguieron también incrementar los niveles de educación y salud. 
 
La independencia y Mobutu: En los 50, los movimientos para conseguir la independencia de las colonias empezaron a aparecer por todo el continente africano. En el Congo, dos hombres, Joseph Kasavubu y Patrice Lumumba, lideraban los dos partidos independentistas más poderosos. A lo largo de 1959, empezaron a producirse alborotos en la capital y el gobierno belga fue incapaz de mantener el control del Congo. Viendo lo que ocurría con el resto de potencias europeas, Bélgica decidió conceder la independencia al Congo en junio de 1960. 
 
Las cosas no mejoraron mucho tras la independencia. Tras las primeras elecciones libres se formó un gobierno de coalición en el que el ganador Patrice Lumumba tomó el puesto de Primer Ministro y el opositor Joseph Kasavubu se convirtió en Presidente. Tras cinco años de inestabilidad política, el jefe del ejército, Joseph Désirée Mobutu (gran nombre) dio un golpe de estado apoyado por los yanquis y se proclamó presidente (cargándose por el camino a Lumumba y haciendo desaparecer sus restos con ácido). EEUU y el resto de occidente dieron la bienvenida al nuevo mandatario. En plena Guerra Fría, Mobutu era un aliado que impediría el avance del comunismo en África. Hizo eso y otras cosas. Cambió el nombre del país (Zaire) y de las ciudades más importantes: Léopoldville se convirtió en Kinshasa, Elizabethville en Lubumbashi y Stanleyville en Kisangani. Se cambió también su nombre a Mobutu Sese Seko Kuku Ngbendu Wa Za Banga Sama Ganja. Mobutu tenía un ego acorde a su nuevo nombre y fomentó el culto a su personalidad, a sus trajes estampados y su gorro de leopardo. 
 
Dictadores con Estilo. Fascículo 1.  

También dio un nuevo sentido a la palabra cleptocracia: en los años 80 Mobutu tenía en una cuenta suiza 4.000 millones de dólares, más o menos el equivalente de la deuda externa de Zaire por aquel entonces. La renta per cápita no llegaba a $100. Todo lo bueno se acaba sin embargo. A partir de 1989, con el fin de la guerra fría, el interés de los EEU en Mobutu se enfrió. Gécamines, la empresa estatal encargada de la producción de cobre y cobalto, entró en bancarrota y los soldados dejaron de recibir sus pagas. El sistema, en el que la fidelidad se conseguía a base de comisiones y corruptelas, empezó a desmoronarse. Durante seis o siete años más, Mobutu mantuvo el poder, más de forma nominal que real, y en 1997 se vio obligado a huir del país cuando el ejército del rebelde Kabila llegó a Kinshasa después de haber recorrido todo el país de este a oeste desde Ruanda. Kabila había llevado una vida de rebelde/traficante desde los años 60. En el año 65, el Che Guevara viajó al Congo para apoyar una revolución al estilo de la cubana liderada por Kabila. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que Kabila (que entonces tenía 26 años) estaba más interesado en el alcohol y en las mujeres que en los ideales revolucionarios del médico argentino.  
 
Los Kabilas: Laurente Desiré Kabila fue nombrado presidente en 1997 con el apoyo de Ruanda y Uganda pero sólo un año después estos dos países se volvieron contra él y apoyaron una rebelión interna. Zimbabwe, Angola, Namibia, Chad y Sudán apoyaron a Kabila que se mantuvo en el poder tras el alto el fuego de 1999. La guerra continuó sin embargo hasta el año 2003 y, en el este del país, aún continúa hoy en día. Ha sido el conflicto armado con más muertes desde la II Guerra Mundial y, algunos, lo han llamado la Guerra Mundial de África (aunque el nombre es un poco contradictorio). Kabila padre fue asesinado en enero del año 2001 y su hijo Joseph accedió al trono (perdón, a la presidencia democrática) 10 días más tarde. Todavía se mantiene como presidente, tras ganar las elecciones tras la aprobación de la nueva constitución en el año 2006. 

viernes, 16 de mayo de 2008

Congo 2: The Heart of Darkness

El Congo no es únicamente el corazón geográfico de África, es también su corazón psicológico y emocional. Su historia incluye el más poderoso imperio tribal y las mayores atrocidades coloniales. La costa del Congo es uno de los primeros lugares en que los portugueses entraron en contacto con el África negra. Y, a la vez, su interior representó durante gran parte del siglo XIX la última frontera de lo desconocido, la última región africana en ser explorada. Me estoy volviendo a leer el libro de Conrad que da título a esta entrada. Marlow, a bordo de un barco de vapor, se adentra en el río Congo para buscar a Kurtz, el legendario comerciante de marfil río arriba. Un viaje al corazón de las tinieblas de la geografía africana y del espíritu humano. Coppola retomó la historia 70 años después en Vietnam con Brando en el papel de Kurtz. 
 

  
Todo es superlativo en este país y el siglo XX no ha sido una excepción: cuatro cambios de nombre, cinco banderas diferentes, el gobierno probablemente más corrupto de la historia y, recientemente, una década de guerras que ha causado más víctimas que ningún otro conflicto armado post-1945. Vayamos por partes.
 

jueves, 15 de mayo de 2008

Congo 1: African Dream

Escribo estas líneas desde el hotel African Dream en Kinshasa, República Democrática del Congo. El domingo pasado llegamos a la antigua Leopoldville tras un maratoniano viaje en avión. Salimos el sábado por la tarde de Nueva York con rumbo a Bruselas donde, tras una escala de un par de horas, cogimos un avión con rumbo a Luanda (Angola), primero, y, después, Kinshasa. 
 
El avión aterrizó poco después de anochecer y se detuvo a unos 100 metros de un edificio de hormigón, algo decrépito y mal iluminado donde se leía Aeropuerto Internacional de N’Djili. Al abrir las puertas una ola de calor húmedo recorrió la cabina del avión, hasta entonces perfectamente climatizada. Bajamos por la escalerilla y caminamos por las pista hasta la entrada de la Terminal, no mayor que la de un aeropuerto regional en España. Nos pusimos a la cola del control de pasaportes, que pasamos sin problema, en parte gracias al “fixer”, encargado de recogernos y ayudarnos con los trámites. La mayor parte de organizaciones importantes con presencia en el Congo contratan a una persona para “facilitar” las gestiones, en general un empleado del aeropuerto (!). 
 
 
El Carter Center, la fundación del ex-presidente Jimmy Carter que financia nuestro viaje, lleva varios años trabajando en el Congo en derechos humanos, organización y observación de elecciones, etc. Hace más o menos un año empezaron a trabajar sobre la posible renegociación de los contratos mineros que el gobierno congolés estaba comenzando a lanzar. La idea de que el Carter Center participara en el proceso fue de un profesor de Columbia que se encargaría de organizar un equipo con estudiantes de derecho para hacer una revisión independiente de los contratos. Como los abogados necesitaban alguien para hacer los números y calcular como sería el reparto de los beneficios mineros entre el estado y las empresas privadas, se unieron al proyecto unos cuantos alumnos de negocios y economía, entre ellos un servidor. 
 
En septiembre empezamos a trabajar en el proyecto y desde enero ha habido varios viajes al Congo para presentar y discutir los resultados con miembros del gobierno y de la administración. El objetivo de este viaje, el primero que me toca, es presentar y discutir los resultados con miembros de la sociedad civil congolesa en Kinshasa y Lubumbashi.

lunes, 12 de mayo de 2008

Primavera en Nueva York

El invierno se ha ido y nadie sabe cómo ha sido... unas fotos chulas de "mi barrio"...


jueves, 8 de mayo de 2008

Obama is the ¨presumptive¨nominee

Parece que después de las últimas primarias en Carolina del Norte e Indiana casi todo el mundo tiene ya claro que Clinton no tiene nada que hacer. La prensa ha empezado a discutir cuál es la mejor manera que tiene Clinton de perder y cuánto daño puede hacerle a Obama. El escenario uno es que se retire al acabar las primarias, a principios de junio. El escenario dos es que se quede haciendo ruido hasta la convención demócrata en agosto. Obama tendría entonces únicamente dos meses para rehacerse ante McCain antes de las elecciones de noviembre. Al parecer una de las opciones que se barajan es que la campaña de Obama le pague a la de Clinton los millones de dólares de deuda que tiene, con la condición de que Hillary se vaya sin hacer mucho ruido. Otros dicen que Obama sólo conseguirá que Clinton se vaya ofreciéndole ir con él en el ¨ticket¨ (ser su vicepresidenta). Veremos. 
 
En fin, os dejo con dos vídeos bastante graciosos sobre las últimas noticias de las primarias. En el primero Jon Stewart, uno de los mejores humoristas del momento. Os sonará seguro porque presentó los Oscars este año:



  
En el segundo, Clinton recibe las malas noticias de Carolina del Norte e Indiana pero se niega a aceptar la realidad:

domingo, 4 de mayo de 2008

Brooklyn Half Marathon


¡¡El sábado pasado corrí mi primer medio maratón!!
 
Me levanté a las 6 y media de la mañana, me encontré con una par de compañeras de clase que también lo corrían y a las 8 y media de la mañana estaba en Coney Island preparándome para la salida. Coney Island es la playa de Brooklyn y es famosa por los perritos calientes y el parque de atracciones (Astroland Park) con noria (Wonder Wheel) y todo. Tuvo su momento álgido allá por los años treinta y cuarenta y ahora es un sitio bastante curioso de ver. 
 
A las 9 de la mañana dio comienzo la media maratón por el paseo marítimo. Tras un par de millas corriendo por el entablado de madera frente a las tiendas de palomitas y chucherías cerradas a cal y canto giramos en dirección norte por Ocean Parkway rumbo a Prospect Park, el Central Park de Brooklyn. Las primeras millas fueron bastante tranquilas, la primera unos 10 minutos y las dos siguientes unos 9 minutos y medio. Había mucha gente y no las tenía todas conmigo: cuatro días antes había hecho la última carrera larga de entrenamiento y las rodillas se me habían resentido un poco. 
 
Las siguientes millas encontramos el que iba ser nuestro ritmo durante gran parte de la carrera. A unos nueve minutos por milla fuimos cubriendo las ocho millas que separan Coney Island de Prospect Park. Siempre en la misma avenida, siempre en dirección norte, recibiendo el aliento de los brooklynitas que disfrutaban de la mañana del sábado. Judíos ortodoxos, negros, latinos, polacos, rusos... Brooklyn lleva cien años siendo un imán de inmigrantes y cuenta con una de las poblaciones más diversas de América. 
 
Poco después de entrar en el parque, y viendo que me quedaban fuerzas para intentar acabar por debajo de las dos horas, me despedí de mis compañeras de viaje y cambié el paso. Hice las tres o cuatro últimas millas bastante más rápido, a unos ocho minutos por milla, y acabé bastante desfondado las 13,1 millas (21 km) del medio maratón en 1:56:26
 
Después de la carrera, cuando todavía podía moverme, estuvimos paseando por el parque. Dos horas después, intentando bajar las escaleras del metro de espaldas por las terribles agujetas que se empezaban a desarrollar me di cuenta de lo duros que iban a ser los siguientes días.